¿Conoces a alguien que tiene ideas brillantes y nunca las concreta? Seguro que sí. Este mundo es habitado por grandes pensadores que tuvieron ideas geniales, que no se atrevieron a concretar por diferentes razones: tal vez no creyeron en ellos mismos, le tuvieron miedo al qué dirán, escucharon su voz interior negativa. Por la razón que haya sido jamás vieron su propio potencial.
Todos tenemos dones y habilidades especiales, que deben ser utilizados, así como las herramientas; si no las usas se oxidan y dejan de servir. Haz que tus dones brillen para la humanidad. Deja tu huella, tu impronta en este mundo, y no desfallezcas sin haberlo intentado. Hay pequeñas ideas que han generado grandes cambios en la vida de quien las materializa, y otras veces han impactado a miles de personas.
La vida de J.K. Rowling, la mujer que creó la saga de Harry Potter, es muy inspiradora: se encontraba separada, sin dinero, con una bebecita y en depresión; incluso tuvo solicitar ayuda del Estado, a través de la Seguridad Social, para mantener a su hija. Vivía los peores momentos de su vida. En medio de dichas circunstancias, escribía en cafeterías lo que sería la saga juvenil de mayor éxito hasta hoy.
Cuando terminó el primer borrador, tuvo que transcribirlo porque no tenía dinero para fotocopias. Envió la segunda copia a un agente literario y, pese a la adversidad, escribió el capítulo final de la séptima entrega; estaba convencida de que debían ser siete libros.
Doce editoriales rechazaron su escrito, pero un día el presidente de Bloomsbury decidió entregarle el primer capítulo a su hija pequeña para ponerlo a prueba y fue tal el impacto que causo en su hija, que esta le pidió insistentemente la continuación de la historia. Entonces pensó que si había cautivado a su hija podía hacerlo con otros chicos de su edad.
El presidente de la editorial le ofreció a Rowling un cheque de 3.000 euros. En 2008 su fortuna ascendió a 1.000 millones de dólares, pero cuatro años más tarde decidió donar la mayoría de su dinero a causas benéficas. Lo demás ya es historia.
Cuando aparezca una idea en tu mente, no permitas que se esfume, toma papel y lápiz o tu computadora, ordenador, PC, y escríbela. Luego genera ideas alrededor de cómo convertirla en realidad. Haz tu plan de trabajo con objetivos y tiempos determinados. Por último, contacta personas que puedan darte ideas y motivarte a seguir adelante.
Cuando tienes una idea en acción, la vida te pone a prueba para saber qué tan dispuesto estás a ver esa idea hecha realidad, qué tan comprometido estas contigo mismo.
En este proceso de creación serás retado y transformado, probablemente habrá momentos en que surja una “mejor opción”, en que quieras abandonar tu proyecto, en que te encuentres más ocupado que antes; te aparecerán mil y una razones para desistir. Es justo en esos momentos en los que deberás tomar aire, centrarte y redoblar esfuerzos para seguir.
El triunfo llega como consecuencia de la constancia y la disciplina, de creer en ti y en tu proyecto, de estar atento a las conversaciones internas en que te verás inmerso, de decretar que es una realidad, de emocionarte con la idea y de planificar con seguimiento.
¡Comprométete a ser más grande que tus miedos¡