NO PERMITAS QUE EL GIGANTE QUE HABITA TU ALMA DESAPAREZCA.

La vida puede cambiar o desaparecer en cualquier momento, y aunque lo hemos escuchado y quizás repetido, no somos tan conscientes de lo que significa. Somos finitos, pero nuestro ego nos juega a que pensemos que mañana estaremos vivos.

Nacimos para ser grandes, ese es el verdadero propósito de nuestra existencia. Cada uno de nosotros es grande en lo que quiera ser y vinimos para pasar por esta vida dejando huella. Te has preguntado alguna vez, si hoy fuera tu último día, lo siguiente:

¿Qué huella dejo?

¿Cómo me recordarán mis seres queridos?

¿Cómo me recordarán mis amigos?

¿Mis compañeros de trabajo?

Estamos llamados a ser transformadores; este mundo necesita seres GIGANTES y comprometidos que decidan salir de su esfera de comodidad para darse al mundo. Y esto exige que tu vida personal sea firme y equilibrada, pues solo si tú estás bien interiormente estarás en condiciones de abrir tus alas para el universo con el fin de dejar una gran huella cuando ya no estés aquí físicamente.

Cada ser humano tiene en su interior un espíritu de grandeza, un deseo de excelencia que por alguna razón acalla. Tú que estás leyendo estas líneas, seguro que eres de esas personas buenas que se han limitado, ya sea por cicatrices de su pasado, por la situación económica, por auto sabotaje, por no creer en sí mismo, por estar demasiado distraído con lo que el mundo ofrece, por lo que quiera que sea, ya no te aplaces más.

Es doloroso ver cuántas personas se quedan enmarañadas en su historia y no se detienen a pensar que gran parte de lo que pasa, solo ha estado en su mente. Son esas explicaciones que le damos a lo que ha sucedido las que nos inhabilitan para actuar dejando huella en la vida y nos habilitan para actuar de la manera en que lo hemos hecho hasta hoy. Si tan solo nos detuviéramos a escribir aquello que nos ocurrió, sin ninguna explicación, lograríamos ver los hechos con mayor objetividad y, tal vez, podríamos ver nuestra historia sin tanto peso.

Las explicaciones que das tienen que ver con lo que has vivido, pero no significa que sean reales. Te comparto un ejemplo: En mi historia un hecho relevante fue la separación de mis padres, la explicación que me di fue que mi padre se alejó porque no nos quería y porque era un irresponsable. Esta fue la explicación que yo me di, y con esa historia viví 30 años de mi vida, hasta que gracias a Dios se presentó en mi camino un proceso de crecimiento personal que me llevó a hablar con mi padre y a preguntarle por qué nos había abandonado, su respuesta fue: “por miedo, no sabía cómo asumir esa responsabilidad, yo no tuve padre porque murió cuando yo era un niño”.

Fin de la historia. ¿Ahora comprenden por qué es importante separar los hechos de las explicaciones que les damos? Quiero compartirles que esa explicación que me daba me inhabilitó para tener relaciones amorosas de calidad, pues no me enamoraba para evitar que me abandonaran, de hecho era yo quien solía abandonar.

Al conocer las razones de mi padre para actuar como lo hizo, me sentí liberada porque había una justificación que yo ignoraba. Mi mente me llevó a sufrir, porque me creí las explicaciones que me daba.

La reflexión con la que los quiero dejar, es que no importa en qué lugar o etapa de tu vida te encuentres, no permitas que el dolor de tu pasado te impida mostrar el GIGANTE que eres y dejes la huella que viniste a dejar.

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